- 250 Gr. de harina
- 1 Huevo
- 1 Cucharada de levadura en polvo
- 100 Gr. de azúcar
- 1 Cucharada de anis
- 1 Cucharada de aceite
- 2 Cucharadas de agua
- 1 Vaso de vino dulce
- Aceite para freir.
MODO DE PREPARACIÓN
Para hacer estas rosquillas que quedan deliciosas y nos sirven cualquier día para tomar un café ya que son fáciles de preparar tenemos que coger en un bol o encima de la encimera mismo la harina y hacer lo que se llama como volcán, poner la harina en forma de montaña y hacer un agujero en el centro para añadir el resto de los ingredientes. Pues hacemos el volcán y en el centro le añadimos 75 gr. de azúcar, el huevo, el aceite, el anís y el agua y comenzamos a remover despacio para que los ingredientes no se salgan, con la ayuda de una varilla introduciendo la harina poco a poco, que se vaya mezclando con el resto de ingredientes.
Cuando más o menos tengamos una masa un poco consistente es la hora de empezar a amasar con las manos enérgicamente hasta que obtengamos una masa compacta y que no se pegue. Una vez que tengamos la masa bien preparada tenemos que empezar a cortar pequeñas porciones y realizar cilindros que uniremos por los extremos hasta formar un rosquito. Mientras vamos haciendo esto tenemos que poner al fuego una sartén con abundante aceite e ir friendo los rosquitos de uno o de dos en dos hasta acabar con todos. Una vez que los vamos friendo, los vamos sacando a un plato con una servilleta de papel para ir eliminando el resto del aceite.
Una vez que los tengamos todos fritos y que hayan templado un poco nos queda el último paso y es ir pasando una por una por vino dulce (solo una pasadita, sin dejar que empapen) y espolvoreándola con el resto del azúcar que nos ha sobrado.
La verdad es que con esta masa, las rosquillas quedan deliciosas y muy blanditas. Engordan bastante y como digo son fáciles de preparar para una tarde de café o tomar algo dulce en un día de monte.
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